El proceso político en el que los trabajadores aportan propuestas para el plan y el presupuesto del año 2023, sin soslayar la valoración de cómo marchan en el actual año, se sustenta en un derecho constitucional.

No puede ser este un escenario solo para escuchar informes de los directivos sino para pulsar los criterios de la masa laboriosa en temas cruciales como el empleo y los salarios, la reducción de gastos, las diversas vías posibles para la generación de ingresos, los encadenamientos productivos, los vínculos con el sector privado, las exportaciones y cualquier otra propuesta que contribuya a elevar la eficiencia.
A los dirigentes sindicales les corresponde prepararse previamente para no convertirse en convidados de piedra en estas reuniones y ser capaces de actuar en la asamblea como contrapartida de la administración, precisar conceptos que no quedan claros, disipar las dudas, en pocas palabras, recuperar la habilidad de discutir de tú a tú con los directivos de las entidades, de modo que los trabajadores reconozcan a la autoridad sindical y se satisfaga la misión de representarlos.
Lograrlo no resulta fácil si se tiene en cuenta que las filas sindicales se han estado renovando con cuadros jóvenes sin la suficiente experiencia, es por tanto un desafío a vencer.
Al ser convocados los trabajadores no deben sentir que van a ser testigos de lo mismo que les han dicho en anteriores ocasiones, porque las condiciones en el entorno laboral se han ido transformando y reclaman un análisis inteligente, creativo e innovador.
Tanto las administraciones como las direcciones sindicales en la base deben crear en torno a estos encuentros un clima que propicie en los participantes la confianza de que sus preocupaciones tendrán cabida en los análisis y que sus opiniones van a ser atendidas.
Es cierto que en el contexto que vive el país hablar de planificación es difícil dada la inseguridad en el suministro de materias primas y combustibles y la obsolescencia tecnológica, pero es imposible mirar hacia el futuro inmediato o a mayor alcance sin tener un pensamiento previsor y disponer de alternativas ante las dificultades actuales y las que puedan presentarse.
El secretario general de la CTC Ulises Guilarte De Nacimiento señaló en una reunión con dirigentes sindicales que en una economía como la cubana es preciso cambiar el enfoque e interpretación de los problemas para convertir a la CTC en una organización más aportadora. “No podemos seguir lamentándonos por los recursos de los que carecemos, hay que focalizar las discusiones en las potencialidades, en qué más se puede hacer con la materia prima a mano, y luego innovar y aplicar la ciencia y la técnica para sacar provecho de las oportunidades”.
Es así que deben abordarse las asambleas de discusión del plan y el presupuesto. https://www.trabajadores.cu/20220731/presentacion-del-plan-y-el-presupuesto-aportar-palabra-clave-separata-economia/
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