Vivir con una buena salud permite avanzar en nuestras metas personales y sociales. Todos los seres humanos sin importar raza, sexo, edad, orientación sexual, identidad de género, religión o cualquier otra condición o característica deben tener acceso a los servicios que hacen posible que la salud sea una realidad y que pueda, conservarse o restaurarse.
 
En muchos lugares del mundo eso no sucede y las crisis, como la generada por la #COVID19 , hacen más visibles la vulneración de estos derechos; así como otros problemas que existen y afectan a las personas y los pueblos.
 
En Cuba están garantizados los elementos básicos para una buena salud y su pueblo que se caracteriza por el compromiso y la solidaridad, trabaja porque cada día la calidad de esta sea más elevada.
 
Este último año nos ha traído múltiples muestras de este accionar desde todos los puntos de nuestra geografía, incluso los rincones más remotos del país.
 
Sirva el día de hoy para que lleguen nuestras felicitaciones a todos aquellos que han hecho un aporte a la salud, sea este, pequeño o grande.
7 de abril: Día Mundial De la Salud
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Los resultados alcanzados por Cuba en materia de salud han sido posibles gracias a la voluntad política del Estado y gobierno cubanos, y a la gigantesca obra que la Revolución, en la construcción de una sociedad socialista, ha desarrollado en el campo de la educación, la salud y la ciencia, al colocar al ser humano como primera prioridad.
Desde el año 1948, cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, en honor a la fecha en que se fundó la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo de las Naciones Unidas especializado en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención del sector sanitario a nivel global.
Por segunda ocasión consecutiva, la fecha vuelve a estar señalada por el enfrentamiento a la COVID-19, una pandemia que en poco más de un año de propagación contabiliza unos 130 millones de casos confirmados y cerca de 2 900 000 fallecidos en el mundo.
La epidemia, además de provocar grandes estragos económicos y sociales, ha puesto en evidencia las desigualdades en el acceso a los servicios y recursos sanitarios, así como la fragilidad de los sistemas de salud pública y la ineficiencia gubernamental para enfrentar una emergencia de este tipo en la mayoría de las naciones, incluyendo las del Primer Mundo.
Solo basta observar los casos de Estados Unidos (el país de mayor cantidad de contagios y decesos), Brasil (el epicentro mundial de la pandemia), Italia (el primer territorio, después de China, golpeado duramente por la enfermedad), otras naciones desarrolladas del continente europeo como Francia, España o Reino Unido (con altos índices de transmisión y letalidad), o la región de las Américas (que acumula el 43 % del total de casos reportados y casi la mitad de todos los fallecidos en el mundo).
A propósito del contexto sanitario complejo al que se enfrenta la humanidad, la OMS, por el Día Mundial de la Salud, ha invitado a unirse a una campaña por el bienestar y el acceso equitativo de todos a los servicios sanitarios, bajo el lema Construir un mundo más justo y saludable.
Una publicación del sitio web de la organización refiere que, como ha puesto de manifiesto la COVID-19, algunas personas pueden llevar una vida más sana y tener mejor acceso a los servicios de salud que otras, debido enteramente a las condiciones en las que nacen crecen, viven, trabajan y envejecen.
Al contrario, en el mundo varios grupos luchan por llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios, poseen peores condiciones de vivienda y educación, y menos oportunidades de empleo; tienen poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y servicios de salud, lo cual provoca sufrimientos innecesarios, enfermedades evitables y muertes prematuras, además de perjudicar a nuestras sociedades y economías.
«Esto no solo es injusto: es evitable. Por eso pedimos a los líderes que garanticen que todas las personas tengan unas condiciones de vida y de trabajo que favorezcan la buena salud. Al mismo tiempo, instamos a los líderes a monitorear las desigualdades en materia de salud y a garantizar que todas las personas puedan acceder a servicios de salud de calidad cuando y donde lo necesiten», enfatiza la nota de la OMS.
La COVID-19 -advierte el reclamo de la OMS- ha golpeado duramente a todos los países, pero su impacto ha sido mayor en las comunidades que ya eran vulnerables, que están más expuestas a la enfermedad, y que tienen menos probabilidades de acceder a servicios de salud de calidad y más riesgos de sufrir consecuencias adversas como resultado de las medidas aplicadas para contener la pandemia.
Como expresara el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, el 18 de enero de 2021, «el mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico, cuyo precio se pagará con vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo».
El comienzo de la vacunación masiva con varios antígenos desarrollados por farmacéuticas de prestigio mundial encendió la esperanza de un año 2021 de inmunización y recuperación económica.
Sin embargo, lejos de resolver la grave situación sanitaria, las vacunas se han convertido en una carrera comercial y de poder, en la cual los Estados con mayores recursos acaparan grandes cantidades de dosis, mientras las naciones subdesarrolladas (la gran mayoría) no han visto un bulbo de vacunación.
En enero de 2021, la OMS hizo un llamado a los países para que colaborasen de forma solidaria con miras a garantizar que en los primeros 100 días del año la vacunación de los trabajadores de la salud y de las personas mayores estuviese en marcha en todos los territorios. Incluso, puso en práctica un mecanismo, nombrado COVAX, para distribuir vacunas y tratamientos, equitativamente, en las naciones con bajos recursos.
A la altura del mes de abril la distribución a través de COVAX ha sido muy baja, en tanto continúa la lucha entre los países más ricos por la adquisición de vacunas, mientras que los números diarios de casos y fallecidos se incrementan.
No obstante, es preciso reconocer que en medio de este escenario de fracasos, desigualdades, muertes y sufrimientos, existe un grupo de naciones que, aun sabiendo las consecuencias económicas de las medidas restrictivas y los gastos de recursos, implementaron tempranamente acciones efectivas en función de contener la transmisión de la epidemia, manteniendo a salvo la salud de los habitantes, con bajos índices de contagio, mortalidad y letalidad.
Sobresalen los casos de China (país donde se detectó el primer caso de la COVID-19 en diciembre de 2019), Vietnam, Nueva Zelanda, Australia y, por supuesto, Cuba, una isla pequeña, subdesarrollada, bloqueada, con inmensas dificultades, todo lo cual no le ha impedido ser un ejemplo ante el mundo en el combate al SARS-COV-2.
Cuba: paradigma de éxito de la Salud Pública frente a la COVID-19
Cuando llegó la COVID-19 a Cuba, la mayor de las Antillas ya contaba con indicadores sanitarios del primer mundo; un sistema de Salud Pública sólido y organizado; experiencia en enfrentamientos a otras emergencias sanitarias; prestigio de sus médicos a nivel internacional por la presencia de galenos en países de todos los continentes y por la ayuda brindada en situaciones de desastres y graves epidemias en ocasiones anteriores; y potencial científico-biotecnológico reconocido y materializado en investigaciones, vacunas contra enfermedades y medicamentos de primera calidad; entre otros logros.
Un año y un mes después de diagnosticados los primeros casos positivos al virus -si bien asistimos al tercer rebrote de la pandemia en el país, que confirma a diario número de contagios sin precedentes e incrementa la mortalidad y las secuelas a causa de la enfermedad- Cuba ya cuenta con cinco candidatos vacunales 100 % autóctonos: Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus, creados por el Instituto Finlay de Vacunas, y Abdala y Mambisa, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
De ellos, dos se encuentran en la fase III de ensayos clínicos (Soberana 02 y Abdala), además del desarrollo paralelo de un estudio de intervención controlado con ambos candidatos, para lo cual se aspira inmunizar a toda la población antes de que finalice el año.
La clave inicial de los resultados satisfactorios del país ante la epidemia estuvo en el trabajo encaminado y organizado por la máxima dirección del Estado, incluso antes de que se detectaran los primeros casos.
Como manifestó el ministro de Salud Pública, doctor José Angel Portal Miranda, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular en diciembre de 2020, «cuando una parte del mundo escuchaba incrédula las noticias sobre un conglomerado de casos de neumonía atípica, que se extendía a varias regiones del mundo, Cuba preparaba aceleradamente su Plan Nacional de Enfrentamiento al nuevo coronavirus, el que fue perfeccionado a partir de las indicaciones dadas por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba».
En un año de trabajo, donde el Presupuesto del Estado ha respaldado con más de 1 300 000 000 de pesos el enfrentamiento a la COVID-19, algunos de los principales resultados de esta labor (además de los cinco candidatos vacunales) son:
· Numerosas instituciones hospitalarias destinadas para el tratamiento a pacientes con COVID-19
· Centros de aislamientos para la atención a sospechosos y contactos en todas las provincias del país
· 23 laboratorios de Biología Molecular para el procesamiento de pruebas PCR, ubicados en 12 provincias (Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Mayabeque, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Ciego de Ávila, Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo) que abarcan todas las regiones del país, con capacidad para analizar alrededor de 20 000 muestras diarias
· Más de 3 000 000 pruebas para PCR realizadas.
· Más del 90 % de los pacientes positivos recuperados.
· 0,54 % de letalidad, una de las más bajas de América y del mundo.
· No se reportan pacientes en edad pediátrica fallecidos.
· No se reporta la muerte de ninguna embarazada.
· Vigilancia permanente de la enfermedad desde la Atención Primaria de Salud, mediante la pesquisa activa, la autopesquisa y el seguimiento a las infecciones respiratorias en servicios de salud y otras instituciones.
· 869 proyectos de investigación e innovación para el enfrentamiento a la pandemia, de los cuales 189 son de carácter nacional (hasta diciembre de 2020).
· Investigaciones relevantes realizadas por el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), con el objetivo de profundizar en el estudio del patógeno. Sobresalen los estudios básicos y básicos-aplicados, relacionados con el diagnóstico molecular de la COVID-19; los avances en la caracterización molecular del SARS-CoV-2 y el análisis filogenético del virus.
· Estudios de pacientes con PCR positivos persistentes, así como los relacionados con la carga viral, los cuales han aportado conocimiento del virus y a la vez han servido de base a otras investigaciones.
· Estudios para el aislamiento del virus a partir de muestras de exudados nasofaríngeos y necropsias procedentes de pacientes confirmados con la COVID-19.
· Investigaciones inmunológicas, genéticas y epigenéticas en COVID-19, que han permitido llegar a un marcador temprano que predice gravedad en estos enfermos.
· Estudio de la epidemiología de la infección asintomática.
· Desarrollo e implementación de los modelos matemáticos, que han contribuido a la toma de decisiones en los distintos escenarios.
· Empleo de los Sistemas de Información Geográfica para identificar grupos vulnerables.
· El uso de técnicas de Big Data para la identificación de patrones de movilidad a partir de la telefonía celular, unido a otras herramientas, ha ayudado también a la búsqueda de casos.
· Investigación de factores de riesgo genético, asociado a la severidad clínica de las personas confirmadas con COVID-19 en Cuba y sus familiares, lo cual ha permitido una amplia caracterización clínico-epidemiológica de pacientes cubanos.
· Conformación del Protocolo Cubano de Actuación para el Enfrentamiento a la COVID-19, de carácter nacional, en continuo perfeccionamiento, donde el 85 % de los productos que se usan son producidos por BioCubaFarma.
· Estudios asociados al comportamiento de la enfermedad en las edades pediátricas.
· Implementación de un protocolo de atención a los convalecientes, con un grupo de investigaciones para el seguimiento, la prevención y el tratamiento de secuelas, entre ellas las relativas a daños renales, neurológicos y pulmonares ocasionados por la COVID-19.
· Más de 30 productos de la Industria Biotecnológica cubana para el tratamiento a la COVID-19, que incluyen antivirales, potenciadores del sistema inmune, antinflamatorios, vacunas preventivas, diagnosticadores y equipos médicos.
· Los productos de la biotecnología cubana de mayor impacto en el enfrentamiento a la COVID-19 han sido el Nasalferon, la Biomodulina T, los Interferones así como los medicamentos innovadores Jusvinza e Itolizumab.
· Desarrollo de un ventilador pulmonar propio para ser utilizado en la recuperación post anestesia.
Unido a estos logros, la colaboración médica de la Mayor de las Antillas no se hizo esperar para asistir a otros países. En el periodo de marzo de 2020 a abril de 2021, Cuba ha enviado 57 brigadas y alrededor de 5 000 profesionales integrantes del Contingente Henry Reeve a 40 países del mundo.
Lamentablemente, la violación del protocolo de cuarentena establecido para los viajeros tras la reapertura de los aeropuertos echó por tierra el control que se había obtenido sobre la transmisión de la enfermedad y disparó los índices de contagio y mortalidad.
En la actualidad se continúan aplicando medidas restrictivas y disponiendo mayor cantidad de recursos para contener esta tercera ola de la pandemia, la cual ha resultado muy difícil de controlar. A la par avanzan los estudios clínicos de los candidatos vacunales, mientras las autoridades y los expertos reiteran la necesidad de protegerse y de cumplir todas las normas higiénicos-sanitarias para prevenir el contagio y parar el peligroso rebrote.
No se puede dejar de recalcar que han sido tiempos difíciles para la nación y no solo por las consecuencias de la pandemia. En este año se ha vivido el recrudecimiento del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por el gobierno de Estados Unidos, sumado a la crisis global ocasionada por los estragos de la COVID-19 y la paralización de la economía, con la caída del turismo y las necesarias restricciones y periodos de confinamiento que se han dispuesto para contener la enfermedad.
También es preciso significar que, a pesar de volcar la mayor parte de los recursos en función de la COVID-19, no se han detenido en el país otros servicios de salud esenciales.
Ante situaciones como la que estamos viviendo con la pandemia sale a relucir el hecho de que la atención a la salud en un país no depende tanto de la cantidad de recursos, sino de cómo el sistema maneja los recursos. Eso explica que una Isla como Cuba, bloqueada, del Tercer Mundo y con infinitas limitaciones, tenga indicadores superiores a los de naciones del Primer Mundo y obtenga resultados inalcanzables para otros países con mayores posibilidades.
Bien señalaba el titular de Salud cubano, al referirse a los logros de la Isla frente a la COVID-19, que estos han sido posibles gracias a la voluntad política del Estado y gobierno cubanos, y a la gigantesca obra que nuestra Revolución, en la construcción de una sociedad socialista, ha desarrollado en el campo de la educación, la salud y la ciencia, al colocar al ser humano como la prioridad. Cortesía: http://www.granma.cu/salud/
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7 Abr 2021
La pandemia tuvo como consecuencia que entre 119 y 124 millones de personas más que en 2020 se encuentren hoy en extrema pobreza a nivel global. Hemos perdido 14 años de avances en la lucha contra la pobreza.
Washington, D.C., 7 de abril del 2021 (OPS) — En el Día Mundial de la Salud que se celebra hoy, la Directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa F. Etienne, manifestó que la COVID-19 ha expuesto las desigualdades que representan obstáculos para la salud de demasiadas personas en las Américas e hizo un llamado para que los líderes de la región a que la equidad sea “la fuerza que guíe la recuperación de la pandemia”.
Se estima que entre 119 y 124 millones de personas más se encuentren en situación de pobreza extrema a nivel mundial como consecuencia de la pandemia, en comparación con 2020. También se estima que hemos perdido 14 años de avances en la lucha contra la pobreza debido a la COVID-19. Además, existen fuertes evidencias de que la pandemia ha ampliado las diferencias entre hombres y mujeres en lo que respecta al empleo, ya que las mujeres han tenido que abandonar la fuerza laboral en mayor número que los hombres durante los últimos 12 meses.
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“Esta pandemia sin precedentes ha hecho visibles las desigualdades sociales y económicas que ya existían, y desafortunadamente también las ha exacerbado”, afirmó la doctora Etienne durante un panel virtual organizado por la OPS con motivo del Día Mundial de la Salud, el cual se celebra para elevar la atención en los principales problemas de salud mundial. “Las medidas para controlar y tratar la COVID-19 durante la pandemia y durante la reactivación económica deben centrarse en la reducción de las desigualdades,” continuó. “Debemos actuar hoy con decisión para garantizar los más altos estándares de salud alcanzables para cada integrante de la población.”
Durante el evento, la Ministra de Salud de Argentina, Carla Vizzotti, señaló que, “Sin duda, la pandemia ha puesto a prueba al mundo y a nuestra Región, y no solo al sector de la salud, sino también a los sectores económico y social”.
En el evento participaron académicos y representantes de organizaciones de la sociedad civil, incluyendo la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CONLACTRAHO) y del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC). Los panelistas destacaron la exclusión de las trabajadoras domésticas de los sistemas de seguridad social, además de la necesidad de ampliar el acceso a los servicios de salud, de impulsar mayor justicia y de generar más datos, pero también mayor conocimiento sobre las desigualdades que afectan a las comunidades marginadas al mismo tiempo que se reducen éstas, junto con inequidades raciales y étnicas.
Sufrimiento y exposición desiguales a la pandemia
Al señalar que las personas en situación de vulnerabilidad han sufrido la pandemia de manera desproporcionada, la doctora Etienne llamó a prestar mayor atención a las personas que habitan en viviendas en malas condiciones, zonas altamente aglomeradas, con acceso limitado al agua y en asentamientos urbanos informales. También mencionó a los trabajadores esenciales y en la economía informal.
Muchas de estas personas, desde antes de la COVID-19, no contaban con acceso a una atención médica de calidad y se consideraban en estado de salud deficiente. Un largo historial de discriminación estructural casi siempre es la base de la falta de acceso y de las condiciones sociales deficientes para los grupos en mayor riesgo. Estas determinantes sociales deben ser atendidas para reducir la desigualdad.
Gran parte de las personas más afectadas por la pandemia — como las mujeres a cargo del hogar, las mujeres indígenas y afrodescendientes, las personas que ganan el salario mínimo, las personas con acceso limitado o nulo a la protección social y las personas, generalmente mujeres, que desempeñan labores de cuidados no remuneradas — están también empleadas en trabajos que las exponen al virus.
Reducir las inequidades después de la pandemia
“La propagación de la pandemia por COVID-19 se ha visto favorecida por las desigualdades de nuestras sociedades y las deficiencias de nuestros sistemas de salud”, dijo el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Es fundamental que los gobiernos inviertan en el fortalecimiento de sus servicios de salud y eliminen los obstáculos que impiden a tantas personas utilizarlos, a fin de que una mayor parte de la población tenga la oportunidad de disfrutar de una vida sana”.
Para vencer la COVID-19 y que la recuperación logre que el mundo sea más equitativo, la doctora Etienne instó:
a que todas las personas tengan acceso a las vacunas;
a que haya una mayor inversión en sistemas de salud y de atención primaria resilientes, receptivos y adaptativos por medio de una perspectiva de equidad e inclusión;
a que se amplíen los sistemas de protección social;
a que haya salarios justos, trabajo digno y sistemas educativos fuertes e inclusivos, así como viviendas dignas;
a que se fortalezcan los sistemas nacionales de información de salud para poder detectar a los grupos poblacionales que se están quedando atrás y hacer el seguimiento del impacto en la equidad.
“Tenemos ante nosotros la oportunidad de transformar nuestras sociedades después de esta pandemia devastadora”, afirmó Etienne. “Comenzar una recuperación con equidad y sustentabilidad requiere que demos prioridad a invertir en la salud y los sectores sociales, pero también debemos trabajar unidos a favor de una meta común y objetivo compartido, reconociendo que todos debemos poner de nuestra parte”, siguió. “La equidad debe ser la fuerza que guíe nuestra recuperación de la COVID-19 en las Américas”. Cortesía: https://www.paho.org/es/noticias/
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La pandemia de la #COVID19 ha resaltado que algunas personas pueden vivir vidas más saludables y tienen mejor acceso a los servicios de salud que otras, debido a las desigualdades en su edad, posición, estatus y voz en la sociedad y a las condiciones en las que nacen, crecen, viven, trabajan.
En todo el mundo, algunos grupos no solo tienen acceso limitado a servicios de salud de calidad, sino que también luchan para llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios, tienen un acceso más deficiente a condiciones de vivienda seguras y educación de calidad, menos oportunidades de empleo que paguen un salario digno, y tienen poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios y servicios de salud, y sufren inseguridad alimentaria. Los grupos que más sufren estas desventajas son a menudo los que sufren discriminación étnica y de género. Estas condiciones pueden provocar sufrimiento innecesario, enfermedades evitables y muerte prematura, al tiempo que dañan nuestras sociedades y economías.
Esto no solo es injusto: se puede prevenir. Es por eso que en el Día Mundial de la Salud 2021, la #OMS pide a los líderes que garanticen que la equidad en la salud sea la pieza central de la recuperación de la #COVID_19. Esto dará como resultado una región donde todos tengan condiciones de vida y de trabajo propicias para la buena salud, donde los sistemas de información en salud estén configurados para identificar a las poblaciones en situación de vulnerabilidad, donde la sociedad civil y los individuos sean socios en la búsqueda de soluciones donde ocurren las desigualdades y donde todos tengan acceso a la salud y la atención médica sin sufrir discriminación. Al mismo tiempo, la Organización insta los líderes a monitorear las inequidades en salud y garantizar que todas las personas puedan acceder a servicios de salud de calidad cuando y donde los necesiten.
Panel virtual del Día Mundial de la Salud: Construir un mundo más justo, equitativo y saludable después de la COVID-19 en la Región de las Américas.
Miércoles 7 de abril de 2021. 9:00 -10:00 a.m EST. En Zoom, YouTube, Facebook y Twitter con interpretación simultánea en inglés, español, portugués, lenguaje de señas y subtitulado. Cortesía: http://infomed.sld.cu/anuncio/
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Los países de la Región de las Américas se han unido de una manera sin precedentes para elaborar y poner en marcha esta inspiradora Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030, y los aplaudo por ello. La Región continúa desempeñando su papel de pionera y líder mundial en la salud pública, en este caso al haber expuesto claramente cómo abordará los retos planteados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030 aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2015. Cortesía: https://www.paho.org/es/documentos/
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