CUADRO CLÍNICO DE LA ENFERMEDAD
El doctor Durán García detalló que el cuadro clínico que se manifiesta como consecuencia de la enfermedad, es leve, precedido por un periodo de incubación de entre cinco y siete días, que se caracteriza por fiebre, dolores de cabeza, musculares y articulares. En ocasiones, también se reportan vómitos y diarreas.
«Asociados al virus, en un grupo de pacientes se observa que sobre el sexto día aparece un cuadro similar al inicial», dijo.
Apuntó que la enfermedad no deja secuelas y no se asocia a la aparición de formas graves ni fallecidos. «No es alarmante, pero no nos podemos confiar», precisó.
Sin embargo, en cuanto a si deja o no inmunidad, el Director Nacional de Epidemiología comentó que, al tratarse de un virus con una tipología específica, debe dejarla, aunque esto no se ha podido precisar, como tampoco el periodo que duraría.
¿EXISTE UN TRATAMIENTO PARA EL VIRUS DE OROPOUCHE?
El doctor Durán García puntualizó que no existe un tratamiento específico, solo medidas generales para aliviar los síntomas, en dependencia de la sintomatología. Por ejemplo, si tienes fiebre, tomar duralgina; ante diarreas y vómitos, sales de rehidratación, entre otros síntomas que se puedan presentar, acotó.
Al mismo tiempo, insistió en la importancia de acudir siempre al médico, pues al ser un virus con sintomatología similar al dengue, es necesario descartar que sea uno u otro, pues el Oropouche es menos ofensivo, pero el dengue mata.
¿CÓMO SE DESCUBRE EL VIRUS EN CUBA?
El doctor Durán García precisó que en el mes de mayo, como parte de la vigilancia de los síndromes febriles inespecíficos que se realiza en nuestro país para detectar la presencia de los diferentes virus, a través de muestras en pacientes con esta sintomatología se detectó la presencia de Oropouche, por primera vez en Cuba.
Este es un virus con presencia en el mundo desde años anteriores, pero que nunca se había manifestado en el país.
En correspondencia con su forma de transmisión, el Director Nacional de Epidemiología del Minsap precisó que el virus puede haber entrado portado por cualquier persona proveniente de los países en los que hay presencia de la enfermedad, y que incluso, al momento de arribar a la Isla, pudo no presentar síntomas, dado el periodo de incubación.
SOBRE EL DENGUE Y OTRAS INFECCIONES RESPIRATORIAS AGUDAS
En las últimas semanas, manifestó el doctor Durán García, se reporta un incremento de la tasa de incidencia de casos sospechosos de dengue, más elevadas en el municipio especial Isla de la Juventud y en las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo, Ciego de Ávila, Camagüey, Holguín y Cienfuegos.
«A diferencia del Oropouche, el cuadro clínico de esta enfermedad puede evolucionar a formas graves y causar la muerte, por lo que se insiste en la necesidad de acudir al médico oportunamente», subrayó.
Recordó que ambos virus son transmitidos por mosquitos, el dengue por el Aedes aegypti y la Fiebre de Oropouche por mosquitos del género Culex y dípteros del genéro culicidae (Jejen culicoide), características que complejizan el escenario epidemiológico en la Isla, y su control.
Lo anterior, unido a las inadecuadas condiciones medioambientales, la acumulación de basura, las fosas desbordadas, además de las actuales elevadas temperaturas e incremento de las lluvias en el territorio nacional, favorecen la proliferación de estos vectores.
Por ello, el Director Nacional de Epidemiología puntualizó en la necesidad de realizar los autofocales en los hogares, mantenerlos limpios de focos, pues el Aedes vive dentro de los hogares; sin embargo, el culex está fuera, por lo que el saneamiento debe ser dentro y fuera de la vivienda.
Sobre las infecciones respiratorias agudas (ira), precisó que el país mantiene la vigilancia, mostrando una disminución de un 8,4 % del número de atenciones médicas por esta causa, cuando el corredor endémico se encuentra en la zona de seguridad.
Especificó que no se reportan casos de la covid-19, y se demuestra la circulación del virus de Influenza a y el Coronavirus no pandémico.
Aparejado a esta situación, informó que se comenzará a partir del próximo mes con la vacunación antigripal, la cual se utiliza para prevenir los virus de influenza, y será aplicada en un primer momento a los niños, y luego a los adultos.
De manera general, el doctor Durán García indicó acudir al médico de forma inmediata ante la presencia de los síntomas, y cumplir con las orientaciones de acuerdo al cuadro clínico y las comorbilidades que pueda tener cada paciente.
MEDIDAS PARA EL CONTROL ANTIVECTORIAL
De acuerdo con un artículo en la revista especializada Virus Research, de un equipo de investigadores de la Segunda Universidad Médica de Shandón, China, su nombre científico es Orthobunyavirus oropoucheense. Se trata de un ARN virus de una sola cadena que cuenta con tres segmentos y tiene una estructura esférica de lípidos; es decir, grasas, que envuelven y protegen su material genético.
Según la misma fuente, el VORO fue aislado por primera vez en Trinidad y Tobago, en una zona conocida como Oropouche, de la que toma su nombre en 1955; por tanto, no es un patógeno nuevo y mucho menos desconocido. En estos casi setenta años se han detectado brotes epidémicos en varios países de Centro y el Sur de América, principalmente en la región amazónica de Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador…
Aunque en siete décadas se han contabilizado cerca de 500 mil casos de la enfermedad, los expertos consideran que la cifra real de infactados debe ser mayor, debido a que muchos enfermos no se diagnostican o se confunde la fiebre de Oropouche con dengue, zika, fiebre amarilla u otras enfermedades virales frecuentes en la región. Lo anterior facilita el surgimiento de nuevos brotes, como el ocurrido en Cuba.
En este momento la región está viviendo un alza de la enfermedad. Según una alerta epidemiológica de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en lo que va de año se han notificado 5193 casos, en cuatro países (Bolivia, Brasil, Colombia y Perú). La mayoría de los cuales (4583) corresponden al gigante sudamericano. Además, en Brasil y Bolivia se han notificado casos en territorios en los que el virus no se considera autóctono, lo que habla de una expansión de la enfermedad a nuevas regiones.
Según un reporte de la OMS, no existen pruebas de la trasmisión directa, de persona a persona, del virus de Oropouche. Por el contrario, la trasmisión ocurre a través de lo que se conoce como vector competente (el vector, en este caso los mosquitos Culicoides paraensis y Culex quinquefasciatus, poseen la capacidad intrínseca de infectarse con el virus, permitir que se reproduzca en su interior) a un huésped susceptible.
Volviendo al artículo de Virus Research, una particularidad interesante es que el VORO mantiene dos ciclos de trasmisión paralelos: uno selvático y otro urbano. En el primer caso, la enfermedad está trasmitiéndose activamente en las selvas y, aunque no se conocen del todo los reservorios de este virus, existe fuerte evidencia de que algunas aves, ciertas especies de perezosos y monos capuchinos están relacionados con el vector.
Además, se considera que la invasión humana del entorno de estos animales y el cambio climático han favorecido la expansión de la fiebre del VORO entre los humanos. Esto se une al efecto de migraciones extensivas tanto de animales, como de seres humanos, lo que explica su entrada a nuestro país.
En cuanto al ciclo urbano de trasmisión de virus, depende de la presencia de una persona infectada; en el caso de Cuba, probablemente de un individuo que haya visitado algún país en el que la enfermedad es endémica. En la isla existen las condiciones para que la cadena se haya completado; de ahí que haya brote.
Una vez que una persona susceptible a desarrollar la enfermedad es picada por el mosquitos infectado, comienza un período de incubación de 3 a 8 días, antes de que aparezcan los síntomas. Luego inicia el período de estado de la enfermedad que se caracteriza por fiebre, toma de estado general, cefalea (particularmente retroorbital: detrás de los ojos) y dolores en la espalda, musculares y articulares; nauseas, vómitos y fotofobia (molestia al exponerse a luz intensa).
Siempre de acuerdo con el artículo de los investigadores chinos, son menos frecuentes la aparición de un rash, trastornos de la marcha, diarreas, sangramiento nasal, en las encías y la aparición de petequias.
La duración del cuadro suele ser de entre 2 y 7 días. La aparición de complicaciones haría que se extendiera a entre 2 y 4 semanas, durante las cuales es posible que se eleven las enzimas hepáticas como consecuencia de la afectación del hígado y la disminución de las células defensivas. En un grupo de pacientes, por razones no del todo claras, los síntomas pueden reaparecer a un mes del cuadro inicial.
Entre las complicaciones más graves están la inflamación de las meninges (capa de tejido que recubre el cerebro), conocida como meningitis; o encefalitis si la inflamación ocurre en el encéfalo. Sin embargo, ambos cuadros, aunque serios, suelen tener un curso benigno.
En resumen, podríamos decir que el la fiebre por VORO es muy parecida al dengue, solo que con un curso más benigno, sin la presencia de síntomas de alarma. Además, en casi setenta años no se reportan víctimas mortales.
Hasta el momento no existe ningún medicamento que combata específicamente este agente. Al igual que sucede con el dengue y otras arbovirosis, el tratamiento es sintomático y está dirigido a disminuir la fiebre, mantener al paciente hidratado y lo más cómodo posible en el período de estado de la enfermedad; es decir, cuando los síntomas son más intensos. Así como al manejo de las complicaciones que puedan presentarse, que —insistimos— suelen tener un curso benigno.
No existe vacuna contra el VORO; pero se llevan a cabo estudios para desarrollarlas teniendo como punto de partida estrategias que incluyen: virus vivos atenuados, virus químicamente inactivos, vectores de ADN vira y subunidades de proteínas del virus.
Algunos de estos candidatos han mostrado resultados prometedores en estudios con animales, de acuerdo con el artículo de Virus Research. Se ha mostrado capacidad inmonogénica; es decir, generar una respuesta del sistema inmune y ser segura. Es posible que en un futuro cercano la humanidad pueda contar con esta herramienta para la prevención de la enfermedad provocada por el virus de Oropouche.
Las arbovirosis, como la fiebre por VORO, representan el 17 % de las enfermedades infecciosas del mundo y provocan una mortalidad de 700 mil personas al año de acuerdo con un artículo cubano publicado en 2022. Por fortuna, ninguna de las muertes contabilizadas se ha achacado al VORO.
Las lluvias, las altas temperaturas que favorecen el ciclo del virus en el interior del mosquito, las condiciones económicas que limitan los esfuerzos para el control de focos, configuran una tormenta perfecta para la proliferación de estas enfermedades.
Medidas para evitar la diseminación de focos de mosquitos, de acuerdo con las autoridades sanitarias cubanas:
Lamentablemente estas medidas, aunque vitales, no son suficientes. De manera que deben completarse con el uso de mosquiteros, ropa adecuada para prevenir las picaduras así como el uso de repelentes.
Además, es recomendable visitar al médico ante la presencia de síntomas como los mencionados, especialmente, en el caso de las personas más vulnerables: niños, ancianos, embarazadas, inmunodeprimidos… Si bien no se reportan fallecidos por el VORO, se trata de una enfermedad de la que existe un enorme subregistro y lo mismo que no se diagnostican o se diagnostican mal algunos caso, pueden existir fallecimietos no reportados.
La expansión de la fiebre por el virus de Oropouche es una realidad de nuestros tiempos condicionada por la invasión de los hábitats animales, la deforestación, el cambio clímatico, las migraciones… Su llegada a Cuba implica otro reto para el sistema de salud y la población, en especial las de Santiago de Cuba, el único lugar que hasta el momento ha reportado casos.
Se trata de una enfermedad viral, trasmitida por mosquitos distintos al conocido Aedes Aegypti, con un curso muy parecido al dengue, pero en general más benigno y sin que se reporten fallecidos por su causa. No significa que podamos confiarnos; todo lo contrario. Cortesía: https://instituciones.sld.cu/polmachaco/2024/05/30/lo-que-necesitas-saber-sobre-el-virus-de-oropouche/
Actualización: 28 agosto 2024
Responsable: Mirta Núñez Gudás
Dpto. Servicios Especiales de Información
El Plan Estratégico Mundial de Preparación y Respuesta (SPRP, siglas en inglés) para mpox (Strategic Preparedness and Response Plan), que abarca el período de seis meses comprendido entre septiembre de 2024 y febrero de 2025, proporciona un marco para la preparación y respuesta de salud pública a la emergencia de mpox. El borrador actual, sujeto a los aportes de los Estados miembros, describe las acciones urgentes necesarias a nivel global, regional y nacional.
El director general de la OMS determinó que el aumento de mpox era una emergencia de salud pública de preocupación internacional el 14 de agosto de 2024, dada la detección y rápida propagación de una nueva cepa de mpox en el este de la República Democrática del Congo, su detección en países vecinos que no habían reportado anteriormente mpox , y la posibilidad de una mayor propagación dentro y fuera de África.
El SPRP enfatiza la vigilancia, la investigación, el acceso equitativo a las contramedidas médicas y el empoderamiento de la comunidad para responder a esta emergencia global. La operación inicial de seis meses se centrará en controlar los brotes agudos de transmisión de persona a persona, con un presupuesto estimado de 135 millones de dólares para apoyo internacional a las respuestas nacionales a la mpox.
Cortesía: https://actualidad.sld.cu/blog/anuncio/plan-estrategico-mundial-de-preparacion-y-respuesta-para-mpox/
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