El costo social de no trabajar

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El tema de los precios no debe perderse de vista, pero tampoco podemos permitirnos el lujo de que acapare toda la atención y se escapen asuntos como los abordados en los Comentarios Digitales recogidos en La Guagua: El que no quiera trabajar, no podrá comer donde hay criterios sobre un punto tan vital como el de la necesidad de trabajar, una solución que también alcanza el popular tópico de cuánto cuesta un producto.

laverdad dice:

Va a ser muy difícil que esas personas que han hecho costumbre ver cómo otros trabajan sin poner un grano de arena se acostumbren a trabajar, siempre van a buscar la grieta por donde escabullirse y seguir viviendo de las necesidades de los que trabajan, por eso es preciso que las leyes que se emiten se hagan cumplir, así cada día se les hará más difícil el vacilón, pero eso no va a poder ser por el momento, pues mientras persistan escaseces y privilegios de que unos puedan tener una moneda y otros no, ellos aprovecharán estas diferencias, hay que trabajar mucho con la juventud y darles facilidades de empleo donde haga falta, así vamos cortando las nuevas generaciones de vagos y al no tener reproducción en este grupo cada día serán menos.

armando amieva dice:

Esperamos, como la inmensa mayoría, que realmente el trabajo se convierta en el estímulo que se necesita para aumentar la productividad y eficiencia económica que tanto necesita el país y el pueblo.

Mi preocupación radica en aquellos que hoy en día viven de la reventa de productos de toda gama y no veo cómo evitemos eso en el futuro. Con un poco de dinero, hoy somos testigos de cubanos que compran hasta en las tiendas en MLC, productos que para la mayoría resultan caros y prácticamente inalcanzables y los revenden al doble y triple del precio.

Mi interrogante está relacionada con los mecanismos de control efectivos que tenemos para detener esas actitudes y afán desmedido por el dinero no acorde con los principios y objetivos de nuestra sociedad socialista.

Esas personas, de seguir así, sin trabajar y revendiendo de todo, comerán mejor que los que trabajamos y ganamos decentemente nuestro salario, por lo que no debemos engañarnos y pensar en medidas efectivas para combatir con acciones la especulación y algunas combinaciones donde también media dinero con administradores y empleados de tiendas y entidades cuyo objeto social es contribuir al bienestar del pueblo y de no un grupo de parásitos que viven a costilla del sacrificio y esfuerzo de los otros.

José David dice:

El Ordenamiento de la economía cubana es absolutamente necesario, y creo que se ha diseñado de forma racional y atemperada a nuestras circunstancias actuales. Pero….

Antes de 1959 quien no trabajaba no comía, solo que el trabajo no se encontraba al alcance de todos y había personas que no comían. Hoy sobra el trabajo y hay un número no despreciable de personas que no trabajan y sí comen (y mucho mejor que aquellos generamos riqueza).

Hoy resulta muy normal encontrar en cada barrio los grupos de personas que se dedican a comprar y acaparar los productos de primera necesidad que los que sí trabajamos no podemos alcanzar por el tiempo y el horario, para luego venderlos a precios estratosféricos. Y por ello obtienen beneficios muy superiores a los que reciben los que sí trabajan. Si este fenómeno no se combate de verdad, no tanto con disposiciones como con el enfrentamiento real, no tendrán necesidad de trabajar, y las «pérdidas» que resulten de la eliminación de subsidios y gratuidades, nos la cargarán multiplicadas a los bolsillos de los Liborios de nuestra Cuba, lo que pone en peligro el éxito de todo el Ordenamiento y hasta de la Revolución misma.

En resumen: El costo en todos los sentidos ha sido colosalmente alto y lo estamos pagando desde hace un tiempo demasiado prolongado, pero provechoso si sabemos extraer las enseñanzas para evitar que continúe aumentando el número de personas que en vez de dedicarse a un trabajo socialmente útil, se ocupan de entorpecer  las más nobles aspiraciones de la sociedad.

El éxito de la Tarea Ordenamiento también podrá medirse por el interés que despierte en todos por trabajar, en ascender laboralmente a escalas superiores en complejidad y que cada uno sienta esa actividad como una necesidad vital.

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