Desandar predios poco explorados es el anhelo de muchos investigadores. Divisar animales y plantas que son difíciles de encontrar y sentir el contacto directo con la naturaleza devienen entonces alicientes para quienes estudian los ecosistemas y sus especies. Y es que siempre se agradece el trabajo de campo que oxigena la ciencia.
El Centro de Investigaciones de Medio Ambiente de Camagüey (CIMAC) potencia las expediciones que permiten recolectar datos vitales para la labor de análisis. Esta vez convidó a los investigadores Omílcar Barrio Valdés y Eddy Martínez Quesada, y al especialista Fidel Alejandro Guerra Aguilar. A ellos se sumó el también especialista Juan Carlos Mencho Suárez, de la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna en Camagüey. ¿El destino? Cayo Guajaba, ubicado al norte de la provincia camagüeyana y perteneciente al Archipiélago de los Jardines del Rey, un lugar poco explorado y que despierta muchas interrogantes.
De objetivos y hallazgos
Sobre las metas que signaron la expedición comenta el M.Sc. Omílcar Barrio Valdés: “Nuestro equipo tenía como objetivo actualizar los inventarios florísticos y faunísticos terrestres en el Área de Recursos Manejados Cayo Guajaba”.
Se identificaron tres ecosistemas principales: el bosque semideciduo en Los Hornos, el matorral xeromorfo costero al norte y los manglares al sur y al oeste.
“A pesar del huracán Irma que azotó la zona en 2017, pudimos comprobar en la Loma de Los Hornos, un conjunto de elevaciones de aproximadamente 50 metros sobre el nivel del mar, que el bosque está en buen estado. Desde el punto de vista florístico se observó alta riqueza en comparación con los ecosistemas que caracterizan nuestro país”.
El investigador señaló que comprobaron la presencia de la Polymita muscarum a partir de la presencia de conchas frescas. “La Polymita es endémica de la zona oriental de Cuba hasta Camagüey y está amenazada de extinción”.
Por sus valores, añadió, el Cayo puede ser considerado Objeto de Conservación cuando se realice el Plan de Manejo del área.
Un recorrido por los manglares permitió evidenciar que los del sur y los del oeste de manera general se encuentran severamente afectados, porque se ven árboles muertos. “Sin embargo, detrás, se observan manglares que van creciendo, pero estamos hablando de procesos lentos. Aún son muy vulnerables. Es fundamental que no se vaya el sedimento donde crecen. El mangle rojo desarrolla raíces que contribuyen a sujetar esos sedimentos”.
Entre los aspectos negativos destacan la presencia de especies exóticas invasoras como el marabú y el llamado Ipil-ipil (Leucaena glauca).
Llamó la atención del equipo la presencia del algodón, que ocupa las veredas y caminos dentro de la vegetación del cayo.
Sobre avistamiento de aves y presencia de mamíferos
Fidel Alejandro Guerra Aguilar, el ornitólogo del grupo, explicó que pudo identificar 24 aves acuáticas y 31 terrestres. Del total 33 son residentes permanentes, seis residentes invernales, tres veraniegas y 13 bimodales, es decir, aquellas que cuentan con poblaciones residentes y poblaciones migratorias.
Entre las más llamativas destacan siete especies endémicas de Cuba: el Pechero, el Juan Chiví, el Sinsontillo, el Carpintero Verde, la Cartacuba, el Sijú Platanero y el Gavilán Batista, este último amenazado en la categoría de peligro. Otras especies que pudieron identificarse fueron la Torcaza Cabeciblanca, amenazada en la categoría de vulnerable, y el Negrito, casi amenazada.
De los mamíferos se pudo conocer menos, pues según asegura Juan Carlos Mencho, la evaluación fue preliminar y somera. No obstante, se pudieron ver dos grupos familiares de jutías con ocho ejemplares, algo representativo para la zona que evidencia que lo relativo a esta especie está bien.
Un elemento que hay que tener en cuenta es que el tema de mamíferos introducidos para Cayo Guajaba es significativo. “Se introdujeron varias especies exóticas, algunas invasoras, como son los puercos jíbaros y los perros, y otras que no son invasoras como los bovinos, los caballos y los monos”.
“La fauna autóctona por la parte de los mamíferos parece estar bastante bien. No tuve la suerte en esta expedición de hacer avistamientos pero vi huellas y material fecal, por lo cual necesito realizar otras expediciones que me permitan valorar y describir el estado de los mamíferos. No pudimos ver los Macacos Artroides, que son quizás la especie que más daño está causando en el ecosistema al ser de origen asiático, y eso necesito valorarlo”.
El equipo aguarda por futuras expediciones a Cayo Guajaba que permitan recopilar mayor información y profundizar en los análisis. Concluye Omílcar que es necesaria otra visita para ver el estado de los pastos marinos y de las crestas arrecifales.
Por el momento guardan sus mochilas y comienzan el procesamiento de los datos obtenidos. Los ecosistemas de Guajaba esperan por otro viaje de este grupo de científicos. Ellos abordarán la embarcación con nuevas expectativas y preguntas, llegarán a la costa, allí montarán sus casas de campaña y se dispondrán a dejarse absorber por esos parajes durante varios días, porque la ciencia suele encontrarse a gusto cuando va al encuentro de la naturaleza. (Texto: Damaris Hernández Marí/periodista y Especialista de Comunicación del Centro de Investigaciones de Medio Ambiente de Camagüey (CIMAC)) (Fotos: Cortesía de los entrevistados)
Leer más...